¿Una terapia innecesaria?
TONIA ETXARRI.
El Correo (12/6/2013)
Un día antes de
que el lehendakari Urkullu presentara su Plan de Paz y Convivencia, Maite
Pagazaurtundua dejó escrito su miedo a que ETA lograra su impunidad a través de
«palabras maquilladas». Con un lenguaje camuflado entre la paz y la
reconciliación que terminara por excusar la historia más ignominiosa que hemos
padecido en este país. Una vez que ETA ha dejado de matar, (y su decisión fue
unilateral, conviene recordarlo) no está muy clara la necesidad de un escenario
especial para que los terroristas se decidan a anunciar la disolución que les
está exigiendo todo el mundo menos la izquierda abertzale.
Pero el
lehendakari quería ofrecer su propio plan. Y ayer lo presentó en sociedad sin
lograr, de momento, una acogida tan entusiástica como esperaba. Su plan elaborado
por Jonan Fernández, en su afán de aunar voluntades, reconciliar a los
ciudadanos que han sufrido diversos tipos de violencia para lograr una
«convivencia justa e integradora» como «valor superior», no convenció. Salvo
los socialistas, prudentes desde que pactaron con el PNV la proposición de ley
para crear el Instituto de la Memoria, los demás partidos tienen sus reparos;
eso sí, con matices.
EH Bildu, como
quiere legitimar la historia de ETA, echa de menos un análisis sobre las causas
del origen de la violencia. Pero la izquierda abertzale no está tan distante
del plan de Urkullu como se puedan sentir el PP y UPyD, aunque la Diputación de
Gipuzkoa vaya a presentar su propio proyecto. Al partido de Arantza Quiroga no
le parece ético que se mezclen a las víctimas de todo tipo de violencia. Los
populares, que desde que corroboraron las bases éticas de deslegitimación del
terrorismo, con el PNV y PSE, creen que el relato sobre el fin de ETA está
dando un paso atrás «para acercarse a Bildu» no aceptan que se mezcle la
memoria del sufrimiento.
¿Por qué el
Instituto de la Memoria se va a ubicar en Gernika (símbolo del bombardeo en la
Guerra Civil) y no en Ermua (escenario de una de las mayores tropelías de
ETA)?. Es una buena pregunta. A UPyD le parece una pérdida de tiempo el plan de
los 74 folios. Gorka Maneiro insistía en que no necesitamos «palabras pomposas»
ni planes que lo mezclan todo para diluir responsabilidades de ETA.
Puede ser que
Jonan Fernández esté tan condicionado por su trayectoria teórica en foros y
seminarios que no pueda escribir de una forma más cálida y directa. Pero, si al
hablar del horror de la violencia, la inspiración le guía a escribir frases
como «lo padecido es demasiado grave» o «la violencia y las violaciones de
derechos humanos… sacan lo peor de la condición humana» son expresiones que
parecen provenir de la lejanía del sufrimiento. De la distancia de una terapia
sicológica.
Frases mezcladas
con deseos de abordar la «cuestión» de los presos. Con emplazamientos al vacío,
«que el fin de la violencia de ETA no suponga pasar página» (cuando tendrían
que ir dirigidos a la izquierda abertzale), vuelve a aparecer la sombra del
peligro sobre el que alertaba Maite Pagazaurtundua: las palabras maquilladas.
Y, tras el maquillaje, una tentación de escribir la historia tal como no
ocurrió.
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