La gran regresión
Ignacio Ramonet
Le Monde Diplomatique.
Nº 194. Diciembre de 2011.
EDITORIAL
Está claro que no existe, en el seno de la Unión Europea (UE), ninguna voluntad
política de plantarle cara a los mercados y resolver la crisis. Hasta ahora se
había atribuido la lamentable actuación de los dirigentes europeos a su
desmesurada incompetencia. Pero esta explicación (justa) no basta, sobre todo
después de los recientes "golpes de Estado financieros" que han
puesto fin, en Grecia y en Italia, a cierta concepción de la democracia. Es
obvio que no se trata sólo de mediocridad y de incompetencia, sino de
complicidad activa con los mercados.
¿A qué llamamos "mercados"? A ese conjunto de bancos de
inversión, compañías de seguros, fondos
de pensión y fondos especulativos (hedge funds) que compran y venden
esencialmente cuatro tipos de activos: divisas, acciones, bonos de los Estados
y productos derivados Para tener una
idea de su colosal fuerza basta comparar dos cifras: cada año, la economía real
(empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB)
estimada en unos 45 billones (1) de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a
escala planetaria, en la esfera financiera, los "mercados" mueven
capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces
lo que produce la economía real.
Consecuencia: ninguna economía nacional, por poderosa que sea (Italia es la
octava economía mundial), puede resistir los asaltos de los mercados cuando
éstos deciden atacarla de forma coordinada, como lo están haciendo desde hace
más de un año contra los países europeos respectivamente calificados de PIIGS
(cerdos, en inglés): Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España
Lo peor es que, contrariamente a lo que podría pensarse, esos "mercados"
no son únicamente fuerzas exóticas venidas de algún horizonte lejano a agredir
nuestras gentiles economías locales. No. En su mayoría, los
"atacantes" son nuestros propios bancos europeos (esos mismos que,
con nuestro dinero, los Estados de la UE salvaron en 2008).. Para decirlo de
otra manera, no son sólo fondos estadounidenses, chinos, japoneses o árabes los
que están atacando masivamente a algunos países de la zona euro.
Se trata, esencialmente, de una agresión desde dentro, venida del interior.
Dirigida por los propios bancos europeos, las compañías europeas de seguros,
los fondos especulativos europeos, los fondos europeos de pensiones, los
establecimientos financieros europeos que administran los ahorros de los
europeos. Ellos son quienes poseen la parte principal de la deuda soberana
europea (2). Y quienes, para defender -en teoría- los intereses de sus
clientes, especulan y hacen aumentar los tipos de interés que pagan los Estados
por endeudarse, hasta llevar a varios de éstos (Irlanda, Portugal, Grecia) al
borde de la quiebra. Con el consiguiente castigo para los ciudadanos que deben soportar
las medidas de austeridad y los brutales ajustes decididos por los gobiernos
europeos para calmar a los "mercados" buitres, o sea a sus propios
bancos...
Estos establecimientos, por lo demás, consiguen fácilmente dinero del Banco
Central Europeo al 1% de interés, y se lo prestan a países como, por ejemplo,
España o Italia, al 6,5%... De ahí la importancia desmesurada y escandalosa de
las tres grandes agencias de calificación (Fitch Ratings, Moody's y Standard
& Poor's) pues de la nota de confianza que atribuyen a un país (3) depende
el tipo de interés que pagará éste por obtener un crédito de los mercados.
Cuanto más baja la nota, más alto el tipo de interés.
Estas agencias no sólo suelen equivocarse, en particular en su opinión sobre
las subprimes que dieron origen a la crisis actual, sino que, en un contexto
como el de hoy, representan un papel execrable y perverso. Como es obvio que
todo plan de austeridad, de recortes y ajustes en el seno de la zona euro se
traducirá en una caída del índice de crecimiento, las agencias de calificación
se basan en ello para degradar la nota del país. Consecuencia: éste deberá
dedicar más dinero al pago de su deuda. Dinero que tendrá que obtener
recortando aún más sus presupuestos. Con lo cual la actividad económica se reducirá
inevitablemente así como las perspectivas de crecimiento. Y entonces, de nuevo,
las agencias degradarán su nota.
Este infernal ciclo de "economía de guerra" explica por qué la situación
de Grecia se ha ido degradando tan drásticamente a medida que su gobierno
multiplicaba los recortes e imponía una férrea austeridad. De nada ha servido
el sacrificio de los ciudadanos. La deuda de Grecia ha bajado al nivel de los
bonos basura.
De ese modo los mercados han obtenido lo que querían: que sus propios representantes
accedan directamente al poder sin tener que someterse a elecciones. Tanto Lucas
Papademos, primer ministro de Grecia, como Mario Monti, Presidente del Consejo
de Italia, son banqueros. Los dos, de una manera u otra, han trabajado para el
banco estadounidense Goldman Sachs, especializado en colocar hombres suyos en
los puestos de poder (4). Ambos son asimismo miembros de la Comisión Trilateral.
Estos tecnócratas deberán imponer, cueste lo que cueste socialmente, en el
marco de una "democracia limitada", las medidas (más privatizaciones,
más recortes, más sacrificios) que los mercados exigen. Y que algunos
dirigentes políticos no se han atrevido a tomar por temor a la impopularidad
que ello supone.
La Unión Europea es el último territorio en el mundo en el que la brutalidad
del capitalismo es ponderada por políticas de protección social. Eso que
llamamos Estado de bienestar. Los mercados ya no lo toleran y lo quieren
demoler. Esa es la misión estratégica de los tecnócratas que acceden a las
riendas del gobierno merced a una nueva forma de toma de poder: el golpe de
Estado financiero. Presentado además como compatible con la democracia.
Es poco probable que los tecnócratas de esta "era post-política" consigan
resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto).
¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son
vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia alcanzará la
protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las mentes y en las
calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder
mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en "democracias
autoritarias"?
(1) Un billón = un millón de millones.
(2)
(3) (2) En España, por ejemplo, el 45% de la
deuda soberana lo poseen los propios bancos españoles, y los dos tercios del
55% restante, los detentan establecimientos financieros del resto de la
Unión Europea. Lo cual significa que el 77% de la deuda española ha sido
adquirida por europeos, y que sólo el 23% restante se halla en manos de establecimientos
extranjeros a la UE.
(4)
(5) (3) La nota más elevada es AAA, que, a
finales de noviembre pasado, sólo poseían en el mundo algunos países: Alemania,
Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Finlandia, Países Bajos, Reino
Unido, Suecia y Suiza. La nota de Estados Unidos ha sido degradada, en agosto pasado,
a AA+. La de España es actualmente AA-, idéntica a la de Japón y China.
(6)
(7) (4) En Estados Unidos, Goldman Sachs ya
consiguió colocar, por ejemplo, a Robert Rubin como Secretario del Tesoro del
Presidente Clinton, y a Henry Paulson en esa misma función en el gabinete de George
W. Bush. El nuevo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue
también vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005.
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