¿CHOQUE DE MODELOS?
Extracto del artículo de LUIS HARANBURU ALTUNA, EL CORREO (17/12/14)
El PNV y Bildu pretenden protagonizar el juego del bipartidismo arrumbando a las demás posiciones políticas, pero lo cierto es que pocas cosas les separan.
Acabamos el año, pero nada concluye. La contienda política dentro del nacionalismo vasco continúa. La pugna por la hegemonía entre el nacionalismo radical y el nacionalismo posibilista no termina de decantarse.
El nuevo escenario político puede colocar al nacionalismo vasco en situación precaria, de no ser que limen sus diferencias y opten por la concordia. Y sin embargo llaman al choque de modelos como si Bildu fuera lo que fue y el PNV encarnara la centralidad.
El paso de Bildu por las principales instituciones guipuzcoanas ha tenido su efecto en tanto que ha supuesto el desmoronamiento de su retórica revolucionaria y radical. No sé si este era el efecto buscado por el PNV, al regarle las poltronas, pero la historia dirá que la izquierda abertzale encontró la horma de su zapato cuando pisó las alfombras del poder.
Ahora, tanto el PNV como Bildu pretenden protagonizar el juego del bipartidismo arrumbando a las demás posiciones políticas; pero lo cierto es que pocas son las diferencias que separan a los modelos de ambos, ya que están de acuerdo en lo fundamental, que es la construcción nacional. Ni Olano es menos abertzale que Garitano, ni ambos se diferencian en su ofuscación identitaria. Uno puede ser más proclive al capitalismo de sacristía –el beneficio de los suyos– y el otro más inclinado a las pancartas, pero nada fundamental los distancia; solo su ambición de gobernar para los suyos.
Mientras los nacionalistas se empecinen en una guerra entre abertzales, bien podría ocurrir que una buena parte de la ciudadanía harta de quienes aquí y ahora forman la única casta y el único régimen, que nos ha gobernado prácticamente desde la transición, opten por votar a quienes desean un País Vasco y una Gipuzkoa más libre, tolerante y moderna. La asfixia política suele provocar reacciones imprevistas y el nacionalismo tanto aquí como en Cataluña, no puede perdurar a base de falsos debates y supuestos choques de modelos, que no son sino distintos tonos de la misma melodía.
El PNV con su proverbial ductilidad ideológica y Bildu con su arraigada costumbre de llamar a las cosas con otro nombre, pueden representar la comedia de la disputa entre hermanos, el único problema es que los damnificados somos el conjunto de los ciudadanos. Mientras la crisis todavía acucia y el desempleo afecta a demasiada gente, nuestros nacionalistas no pueden ignorar la dura realidad y refugiarse en sus artificios políticos a mayor gloría de aberria y de los abertzales. El choque de modelos es una ficción que no se corresponde con la realidad y la prueba de ello nos la ofrece la plena coincidencia estratégica de ambos nacionalismos en lo identitario.
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