Un par de truhanes
Santiago
González. El Mundo (30/10/2019)
Estábamos
este martes a 12 días de las elecciones cuando conocimos un trámite
que ya se nos ha hecho inevitable en el sanchismo: la encuesta del
CIS, una herramienta a la medida exacta de Sánchez,
que ha puesto a su frente a un farsante de su estilo para que le
cante al oído las baladas que más le gustan. Esa es la razón de
que el campeón del fraude haya elegido para presidir el CIS a un
tipo de la Ejecutiva de su partido, José
Félix Tezanos,
fuera disimulos. Tezanos se aplica con todas sus triquiñuelas, no en
retratar la realidad sociológica de España, sino en empujar a
España hacia el retrato que le gusta.
El
trabajo de campo se realizó entre el 21 de septiembre y el 13 de
octubre, es decir, que se estaban recogiendo intenciones de voto dos
días antes de que fuesen convocadas las elecciones del 10-N. A la
hora del cierre no se conocía aún la sentencia del Supremo contra
los golpistas catalanes, ni la violencia desatada en las calles de
Barcelona, ni la exhumación de los restos de Franco.
¿Se puede hacer un sondeo electoral ignorando hechos que podrían
ser relevantes en el ánimo del público votante? No se debería, y
aunque uno esté convencido de que el baile de los huesos del
dictador no le importa a nadie, salvo a esta cuadrilla de
antifranquistas retrospectivos, tampoco cabe duda alguna de que era
una performance realizada
para ello.
Tezanos
es del estilo de su mandante: no
tiene principios.
Se hace difícil admitir que el buen pueblo español cuanto más
conoce a Sánchez más le vota, teniendo en cuenta la cantidad de
mañas que le vamos conociendo. El tipo que espetó a Rajoy que
no era una persona decente en un debate electoral había plagiado su
tesis doctoral y se movía con admirable soltura entre otros
plagiarios: el tipo al que puso de presidente del Senado y la juez
andaluza que se encarga de dejar prescribir las causas relacionadas
con el caso de los ERE. Con toda esa mochila, el campeón de la
decencia promovió una moción de censura durante la que recordó que
en Alemania los ministros dimiten por plagiar una tesis.
La
moción de censura no era constructiva, por lo que el candidato no
explicó un programa. En rigor tampoco le hacía falta, porque afirmó
que su único objetivo era la convocatoria de elecciones. Para más
abundamiento, la moción se apoyaba en una sentencia de José
Ricardo de Prada que
bordeaba delicadamente la prevaricación al atribuir a Rajoy cargos
que no pertenecían a aquel sumario.
Después
hemos conocido el abuso del decreto ley, el nepotismo de enchufar a
su mujer en un puesto de trabajo para el que no parece competente,
cuyo horario laboral se desconoce, así como su sueldo. Este martes
mismo nos enteramos por ABC que
se saltó la ley para publicar las memorias que le escribió
su negra,
a la que pagó en especie, con un cargo que sostenemos todos los
españoles. Hay mucho más, pero no cabe en los límites de una
columna, como las predicciones de Tezanos no caben en unas prácticas
orientadas por la lógica y la decencia.