Gasolina para el pirómano
- FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS
- El Mundo (14 mayo 2018)
De todas las fechorías, delitos y traiciones
cometidas por Rajoy en su carrera política, el más grave es ese del
que hoy se felicita, porque se larga de Cataluña dejándola
al borde la guerra civil, pero fingiendo que ha cumplido con
su deber, que al parecer era devolverla a la senda del golpismo que
le llevó a reclamar el artículo 155 de la Constitución para no
cumplirlo. Hoy, si la CUP no lo remedia, el Gobierno entregará todos
los recursos materiales, policiales y económicos del Estado en
Cataluña a un redomado racista que ya ha anunciado que
reinstaurará la República, se ciscará en la Ley y
perseguirá a los que la hayan cumplido, en la leve aplicación del
155. Millo, bolita de sebo que habla por la bolita de azufre que
representa a Rajoy, ha dicho que cuando se invista "al que sea",
o sea, al xenófobo racista Torra, "como se
habrá culminado el 155, automáticamente el diálogo se retoma".
Total, que para el Gobierno de Rajoy, su partido,
sus aliados sociatas, su socio peneuvista y el coro podemita del
diario festival de Sextavisión, la culminación del
155 era devolver Cataluña al estado de insurrección que le obligó
a aplicarlo, sin cerrar los medios de comunicación, disolver los
Mozos y cortar los fondos públicos a la Generalidad y los golpistas
del 1 de Octubre.
No sólo se ha perdido una ocasión histórica de
cortar por lo sano el golpismo catalán, sino que se le asegura una
total impunidad en el presente y el futuro, por supuesto extensible
al pasado, porque no tengo la menor duda de que la estrategia del
bloque rajoyano-separatista (soga-cordón sanitario
contra Ciudadanos) será ofrecer la salida de los presos golpistas
-como los etarras- a cambio de moderar sus gestos de desafío al
Estado y de humillación a los españoles. O sea, que el Golpe no se
note mucho, que hay elecciones. Y si gana Albert Rivera,
ahí le dejo un regalito: cinco comunidades autónomas a punto de
rebelión.
Si Torra hace lo que ha dicho, con la CUP y
Puigdemont -y lo hará-, entregarle los recursos del
Estado no será, como desde tiempos de Mas y según ha dejado claro
el Supremo, financiar el Golpe, sino la guerra civil en Cataluña y
la voladura del edificio constitucional en un par de años, los que
tiene Rajoy para darle -con Urkullu y Sánchez-
abundante gasolina al pirómano.
En rigor, el pirómano es Rajoy.
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