Artesanos de la paz
- PEDRO G.CUARTANGO
El Mundo (08/04/2017)
ETA asesinó a más de 800 personas hasta que
decidió abandonar las armas. Pero además de matar,
ETA y Batasuna, su brazo político, crearon un lenguaje plagado de
neologismos, eufemismos y circunloquios para disfrazar sus crímenes.
Este neolenguaje orwelliano tendía a culpabilizar a
las víctimas y glorificar a los verdugos, que se presentaban como
héroes que luchaban por el pueblo vasco. La izquierda abertzale
sigue todavía haciendo lo mismo y ha acuñado la expresión
"artesanos de la paz" para designar a los comparsas que
quieren convertir la entrega de las armas en un acto de propaganda de
la banda.
Ni son artesanos ni sirven a la paz
porque, al mantener el discurso de que estamos ante una generosa
decisión de la banda, ocultan lo esencial: que ETA sigue sin
pedir perdón por sus asesinatos y que el Estado ha
derrotado a una organización violenta que sembró el terror en la
sociedad vasca.
Sin embargo, PSOE y PNV han comprado esa
propaganda de los cómplices de la banda, asumiendo que
estamos en la culminación de un proceso de paz cuando lo que se va a
producir es la rendición de unos pistoleros.
No hay, ni ha habido ni habrá jamás, la menor
justificación para un grupo de personas que decidió exterminar a
quienes no pensaban como ellos y que se arrogaron el derecho sobre la
vida y la muerte.
Lo que vamos a asistir en las próximas horas no es
a la entrega de unas armas oxidadas y unos explosivos enmohecidos
sino a una batalla por el relato de lo que ha pasado
en el País Vasco en los últimos 40 años.
ETA pretende ganar en el terreno de la
retórica lo que ha perdido en el frente policial, haciendo
de la necesidad virtud. Pero nadie con un mínimo de honestidad
intelectual se puede tragar a estas alturas el discurso de una banda
que se autodefine en su último comunicado como «una organización
revolucionaria de liberación nacional». ¿A quien ha liberado con
sus bombas, los tiros en la nuca, los secuestros y sus chantajes a
los empresarios?
En un ejercicio de manipulación digno de
Goebbels, ETA quiere hacernos creer que los verdugos
representan "la paz y la libertad", mientras que sus
víctimas eran los enemigos del pueblo vasco. Su intento de
criminalizar al PP es una ofensa a la inteligencia y a la memoria de
quienes fueron aplastados por no plegarse a sus designios.
Aunque parezca obvio, hoy es más necesario que
nunca recordar que los etarras, cuando podían defender sus ideas de
forma democrática, optaron por el terror como método de acción
política. Y ello hizo un daño irreparable a personas que vieron
destrozadas sus vidas.
Esto es lo esencial. Jamás he podido leer o
encontrar una mínima explicación convincente de la decisión de ETA
de matar en lugar de hacer política en una democracia parlamentaria.
¿Por qué no abandonaron las armas en la Transición
cuando era evidente que no era necesaria la violencia para
reivindicar la vía independentista?
ETA sigue sin afrontar su gran contradicción: la
inutilidad de las muertes provocadas. Desde el punto de vista ético,
el crimen es injustificable. Pero, desde el punto de vista político,
la organización terrorista no ha conseguido nada (1).
Por ello los actos de hoy son la constatación de una gran fracaso y de una ignominia moral. Los artesanos de la paz, son en realidad, instrumentos de una banda que tiene las manos manchadas de sangre. No habrá perdón para los asesinos mientras no haya un sincero arrepentimiento del daño que provocaron, que, hagan lo que hagan, es irreparable.
(1) Nota del autor del blog: El autor del artículo se olvida en este punto de que ETA ha conseguido eliminar del censo electoral vasco a un cuantioso número de familias, votantes no nacionalistas, que se han visto obligadas a huir fuera del País Vasco debido al terror y amenazas de la organización terrorista y que han alterado en buena medida la relación de las fuerzas políticas vascas: las famosas nueces a que otro insigne político nacionalista hizo referencia en cierta ocasión.
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