Divide y perderás
Luis María Ansón, El Mundo (10-7-2019)
Aquel anciano lúcido que fue Conrad Adenauer
hubiera resumido la política de Mariano Rajoy en Cataluña con la
palabra liminar y sabia: "El método infalible para calmar a un
tigre es dejar que te devore". El expresidente, discípulo
predilecto de Pedro Arriola, dividió en tres al centro
derecha español, es decir, al mundo liberal conservador.
Con su indolencia y su cachaza en Cataluña convirtió al PP en un
cadáver exquisito. Provocó a su diestra el robustecimiento de un
partido aromado por el viejo franquismo, radicalmente hostil a que se
desvertebre la unidad territorial de España; y a su izquierda, Rajoy
abrió el camino del crecimiento de Albert Rivera, que desnudó las
indecencias del PP en Cataluña y ganó las elecciones autonómicas
con el discurso de la firmeza que no supo aplicar la inanidad
rajoista.
La doctrina arriólica convirtió el clásico
"divide y vencerás" en el atroz "divide y perderás".
A Mariano Rajoy, que tantos éxitos cosechó con su política
económica, se debe, sin embargo, el espectáculo
abochornante del centro derecha español, dividido en tres y
fustigándose ahora de forma implacable mientras Pedro Sánchez se
frota las manos. Como dirían los argentinos, Rivera y Abascal han
perdido ya dos meses "al divino botón".
La mediocridad asfixiante de la clase política
española, con unos partidos que se han convertido en el segundo de
los diez grandes problemas que agobian a los españoles, ha
resplandecido en las estúpidas intransigencias de Ciudadanos
y Vox, que pueden perder lo poco que al centro derecha le
queda de poder en Ayuntamientos y Autonomías. El espectáculo
abochorna. Ni se disimula ya cuando se antepone el interés
partidista o personalista al general del pueblo español. El divide y
perderás puede convertirse en una realidad que abofeteará a los
ciudadanos, votantes en una dirección determinada sin saber que unos
políticos patéticos podían retorcer sus votos y sacrificar sus
deseos.
Todavía Ciudadanos y Vox, si quieren superar su
fecha de caducidad, están a tiempo de reflexionar en toda España y,
sobre todo, en Madrid. Alguien deberá mediar sobre los insultos
y descalificaciones para que se respete la voluntad
ciudadana y no se esterilice lo poco que, para el centro derecha,
quedó a salvo en las elecciones autonómicas y municipales.
Luis María Anson, de la Real Academia Española.
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