Euskadi, mi Euskadi
TERESA DÍAZ BADA - (Diario Vasco) 24 abril 2018, 07:59.
Miserables asesinos que no sois capaces más que de
exhalar mentiras y odio cada vez que decís algo.
Miserables asesinos que habéis conseguido durante
50 años sembrar en Euskadi un odio y una tristeza que todavía
rezuma en la sociedad.
Miserables asesinos que habéis matado a hombres
buenos, niños, mujeres, a mujeres embarazadas y que paseaban con sus
hijos sin que os temblara un ápice vuestro miserable corazón.
Miserables asesinos que ni reconocéis ni pedís
perdón, en una retórica malvada y abyecta que si no fuera por lo
terrible y doloroso resultaría ridícula.
Miserables asesinos que como los nazis os creéis en
el derecho de clasificar a las personas por más humanas o no,
dependiendo de criterios xenófobos, ruines e inmorales.
Miserables asesinos que habéis dejado un poso de
odio en muchos jóvenes y no tan jóvenes en los pueblos de Euskadi,
que como fieras atacan e intentan linchar a ciudadanos que
simplemente quieren vivir.
Miserables que os creéis los dueños de una Euskadi
que con vosotros lo único que ha conseguido es teñirse de sangre
durante años, llenarse de tristeza en cada calle, de miedo y de
cobardía.
Miserables asesinos.
Euskadi no es vuestra Euskadi.
Euskadi es la de tantos y tantos que a pesar de
vosotros, se atrevieron a salir a la calle, a defender la libertad, a
llorar por los asesinados y a seguir desempeñando su trabajo a pesar
de saberse en el punto de mira de vuestro fanatismo, dando su vida
por defender a los demás.
Euskadi, mi Euskadi, es la de los hombres y mujeres
que desde hace mucho tiempo, a pesar de todo lo vivido, se levantan
para sobrevivir cada día, sacar adelante a sus familias y vivir.
Simplemente vivir.
Euskadi, mi Euskadi, es la de mi bisabuelo, que iba
a caballo atendiendo en los caseríos a los enfermos que requerían
sus servicios de médico.
Aquel que recorría los caminos en Zestoa, con la
certeza de hacer bien su trabajo, respetando al prójimo. La Euskadi
de mi abuelo que desde el hospital en el que trabajaba en Bilbao,
atendía a sus pacientes y recogía en casa y escondía a un
arrantzale de Bermeo, al que, por ser republicano, cada 18 de julio
iban a buscar.
Euskadi, mi Euskadi, es la de mi padre, que a pesar
de la oposición de sus compañeros y de saberse amenazado, lideró
la creación de la Ertzaintza, creando una policía por y para el
pueblo.
La Euskadi de Alberto Negro, que se levantó un día,
como tantos para ir a trabajar a Lemóniz, y no volvió.
La de Luis Mari Uriarte, alcalde y empresario, que
no hacía otra cosa más que cuidar al pueblo de donde era y creaba
trabajo.
La de Txema Aguirre, ertzaina que gracias a su buen
hacer como persona y policía impidió, que el Museo Guggenheim
volará por los aires.
Euskadi, mi Euskadi, es la de los hombres buenos,
que ayudan, que intentan vivir en paz y atender al prójimo.
La del tendero, ertzaina, abogado, guardia civil,
policía municipal o político, que intentan hacer su trabajo y
respetar a los demás.
Esa es mi Euskadi. La Euskadi de todos, la que
siempre fue, hasta que aparecisteis vosotros.
La Euskadi verde y tranquila, la Euskadi de la que
me hablaba mi abuelo el de Zestoa, que acogía, ayudaba. La que
cuando oigo 'Haurtxo polita' me hace llorar. Esa es la Euskadi de
verdad. La Euskadi tolerante y sana. La vuestra, esa a la que aludís,
no ha existido nunca; simplemente fue creada en vuestra mente malvada
y retorcida de fanáticos asesinos para justificar vuestros abyectos
crímenes.
*Teresa Díaz Bada es hija de Carlos Díaz Bada,
superintendente de la Ertzaintza, asesinado por ETA el 7 de marzo de
1985
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